

DeliCo es una empresa de alimentos listos para consumir enfocada en frescura, calidad e inmediatez dentro de los entornos de retail modernos.
Los supermercados están llenos de productos compitiendo por atención, pero muy pocos compiten por presencia. La mayoría de los alimentos refrigerados permanecen detrás de cristales, puertas o empañamientos que generan distancia visual y emocional. El frío conserva la calidad, pero también crea barreras.
DeliCo identificó un insight sutil pero poderoso: el shopper confía más en aquello que puede ver con claridad y entender al instante. Cuando un producto se percibe lejano o complicado, la duda reemplaza al impulso. El reto no era refrigerar mejor, sino hacer que la frescura se sintiera accesible, inmediata y deliberada.
El objetivo se redefinió así:
No se trataba de romper las reglas del retail, sino de reescribirlas.
DeliCo implementó un Coolio Tradicional, concebido no como un equipo más, sino como una pieza vertical de arquitectura comercial.
Su silueta alta y esbelta enmarcó el producto en lugar de ocultarlo. La iluminación LED funcionó como un foco de galería, guiando la mirada del shopper de forma natural. La cortina térmica mantuvo la temperatura sin interrumpir la experiencia visual.
La elección de cartón y madera no fue estética por casualidad: fue estratégica. Ambos materiales aportaron calidez, cercanía y una sensación artesanal que contrastó positivamente con la función de enfriamiento. El resultado fue un exhibidor que comunicaba cuidado, orden y frescura desde el primer vistazo.
Lo que apareció en el piso de venta no fue solo un exhibidor, sino un momento.
Los compradores se detenían, reducían el paso y observaban. Notaban la iluminación, la organización del producto, la claridad de precios y la facilidad para elegir. El módulo de sonido añadió un estímulo sensorial sutil que reforzó la presencia de marca sin saturar el entorno.
El formato vertical maximizó visibilidad ocupando una huella mínima, lo que lo volvió atractivo para el retailer y efectivo en zonas de alto tránsito. Las charolas de alambre y los separadores mejoraron el orden y facilitaron la reposición, mientras que los accesorios modulares permitieron adaptar el exhibidor a distintos formatos de tienda y campañas.
Y lo más importante: el objetivo se cumplió.
El Coolio se convirtió en una plataforma, no en un contenedor. Un soporte listo para evolucionar hacia activaciones estacionales, lanzamientos especiales o narrativas de producto, manteniendo eficiencia, desempeño y sustentabilidad.